Gadaladeniya Vihara, un bello y singular santuario budista
En la frondosa isla de Sri Lanka, que por su forma y su posición ha sido llamada la lágrima de la India, la influencia del budismo, nacido en el país vecino, es poderosa y evidente. Son muchas las construcciones y esculturas que honran a la figura de Buda, y si bien la isla da cobijo pacíficamente a cuatro religiones distintas: el budismo, el hinduismo, el cristianismo y el islamismo, la presencia del budismo es mayoritaria.
Uno de los más singulares templos budistas y considerado el más grande hecho de piedra en la isla es el Gadaladeniya Vihara, situado en el distrito de Kandy. La denominación es moderna y hace referencia al pueblo cercano al templo, pero en el pasado tuvo también otros nombres como Saddharmatilaka Vihara o Dharma Kirthi Viharaya. Ubicado en un promontorio de roca, fue construido en 1344 por mandato del rey Bhuvanekabahu IV (que reinó de 1341 a 1351 d.C.) y diseñado por el arquitecto indio Ganesvarachchari adoptando formas inspiradas en la arquitectura del sur de la India. El estilo fundamental es el dravídico, pero incorpora también elementos de la arquitectura cingalesa propios de la época del Reino de Polonnaruwa y también influencias indochinas.
El recinto sagrado consta de dos santuarios, siendo el principal el mencionado templo de piedra, aunque a la entrada está precedido por la Vijayothpaya o Vijayantha Prasada, una pequeña y bella estupa (o dagoba) de cuidada factura. Además un árbol sagrado, en referencia al árbol de Bodhi, la higuera bajo la cual Siddhartha Gautama se sentó y alcanzó la iluminación convirtiéndose en Buda, y otros elementos arquitectónicos más pequeños completan el lugar.
El santuario principal está construido íntegramente con granito a excepción de dos shikharas hechas de ladrillo. Una construcción posterior cingalesa de ladrillo y madera, probablemente ejecutada en el siglo XVIII o XIX, dejó escondidas las shikaras. Actualmente las estructuras auxiliares que se han colocado para la protección del templo impiden la contemplación de la forma original del mismo. En el interior hay dispuesta una estatua de Buda sentado de dos metros y medio de altura, en la posición de "Dhyana Mudra" o posición de meditación, y la flanquean cuatro estatuas de Buda en pie.
El santuario secundario, Vijayantha Prasada, es de construcción ligeramente posterior. Fue realizado durante el reinado del rey Parakramabahu V, hermano de Bhuvanaikabahu IV. El templo consta de una estupa central de aproximadamente 12,30 metros de alto levantada sobre un basamento cuadrado, que queda cubierta por una techumbre a cuatro aguas de madera soportada por pilares de piedra. En cada una de las 4 direcciones cardinales se levanta una estupa más pequeña sobre un pequeño habitáculo de piedra que acoge en su interior una escultura de Buda sentado. Estos pequeños recintos sagrados se encuentran decorados tanto en sus paredes como techos, aunque el estado de conservación de las pinturas es por lo general pobre. Antes de ser ocupados por estatuas de Buda estos habitáculos estaban dedicados a imágenes de los Cuatro Reyes Celestiales (Vaishravaṇa, Virūḷhaka, Dhrutharashṭa y Virūpaksha), deidades budistas que protegían las cuatro direcciones cardinales.
El estándar Passivhaus y la arquitectura sostenible
La preocupación por el medio ambiente, el bienestar
humano y la eficiencia energética en la construcción son relativamente
recientes. Si bien es cierto que la arquitectura, especialmente la tradicional
o popular, ha estado siempre ligada a la naturaleza, el clima y el lugar, y que
sus soluciones han buscado la satisfacción humana, nunca como en la época
contemporánea se ha pretendido de forma intencionada que estos tres factores alcanzasen
simultáneamente altos grados de optimización.
Las primeras construcciones humanas tomaban los
materiales de su entorno y adoptaban las formas más adecuadas para adaptarse al
clima de su región. El impacto en el
medio ambiente derivado de la ejecución de estas construcciones era
bajo, pero los niveles de bienestar que ofrecían a sus ocupantes también lo
eran, especialmente si se comparan con los niveles de calidad de vida que exige
la sociedad moderna. La preocupación por la eficiencia energética como tal ni
siquiera existía. Por el contrario, los métodos de construcción modernos,
gracias al avance tecnológico, permiten usar materiales de sitios remotos e
incluso ignorar las enseñanzas adaptativas relativas a la forma del edificio
sin menoscabo del bienestar humano. Los obstáculos se superan con un elevado
coste energético y un gran impacto sobre el medio ambiente.
Entre un extremo (sumisión del bienestar humano a la
naturaleza) y el otro (desprecio del entorno natural a cambio del bienestar
personal), surgen los llamados movimientos de arquitectura sostenible, bioclimática
o ecológica, que buscan un alto bienestar humano con construcciones de mínimo
impacto en el medio natural y eficientes energéticamente para consumir la menor
cantidad de recursos posibles. Esta difícil apuesta requiere la búsqueda de
nuevas formas de construir, nuevos materiales y de nuevas tecnologías que en
algunos casos, como en lo que se refiere a fuentes de energía renovables no
están lo suficientemente desarrolladas como para competir en el mercado,
presentan fuertes desventajas prácticas o tienen un uso de ámbito netamente
experimental.
La dificultad del reto, sin embargo, lejos de causar
inmovilismo ha servido de acicate para el surgimiento de soluciones novedosas
que se han ido perfeccionando con el tiempo. Hoy en día la obligatoriedad de la
certificación energética en España para calificar las edificaciones en función
de su eficiencia energética nos demuestra que el camino se ha recorrido
despacio pero sin pausa. Sin embargo, hay iniciativas mucho más ambiciosas en
el cuidado medioambiental que llevan tiempo desarrollándose, es el caso de los
denominados edificios de energía cero (EEC, o en inglés, NZEB, acrónimo de net-zero
energy building), los edificios de baja energía o los edificios construidos
bajo el estándar de casa pasiva o Passivhaus (PH), según su denominación original
en alemán.
El estándar Passivhaus surgió a finales de la década de
los 80, en mayo de 1988, como resultado de una conversación entre Bo Adamson de
la universidad sueca de Lund y Wolfgang Feist del Instituto para la Vivienda y
el Medio Ambiente de Alemania, siendo la idea original desarrollada
posteriormente a través de diversos proyectos de investigación apoyados
financieramente por el estado alemán de Hesse. Sus principios son sencillos:
una casa pasiva es un edificio que no requiere de un sistema de calefacción
tradicional gracias a un buen aislamiento y a un sistema de intercambiadores de
calor que evita las pérdidas derivadas de la ventilación.
Actualmente para poder declarar que un edificio cumple
con el estándar Passivhaus debe satisfacer los siguientes criterios de
certificación fijados por el Instituto de Casa Pasiva de Darmstadt (Passivhaus
Institut, PHI):
-Demanda de calefacción < 15 kWh/(m²a)
-Demanda de refrigeración < 15 kWh/(m²a)
-Demanda en energía primaria < 120 kWh/(m²a)
(calefacción, agua caliente y electricidad)
-Estanqueidad < 0.6 renovaciones de aire por hora
(valor de estanqueidad 50 Pa)
Estos rigurosos criterios obviamente no son de obligado
cumplimiento, aunque cada vez es mayor la tendencia a acercar las soluciones de
la construcción convencional a sus exigencias, algo que es posible hacer
paulatinamente gracias a las mejoras técnicas, abaratamiento del coste de
materiales y elementos altamente aislantes, y a la voluntad política. Es
preciso señalar que aunque el nombre Passivhaus se refiere a viviendas, el
estándar se puede aplicar y de hecho se aplica a toda clase de tipologías de
edificios: oficinas, escuelas, guarderías, supermercados, etc. Del mismo modo
puede ser aplicado tanto a obra nueva como a rehabilitación, aunque en el
segundo caso los retos y dificultades a superar suelen ser considerables, por
lo que en la práctica el grueso de las edificaciones certificadas como
Passivhaus son de nueva construcción.
Los métodos que se utilizan para conseguir satisfacer tan
rigurosos requisitos son básicamente “pasivos”, lo que explica su denominación
de “casa pasiva”. La mayor parte de la demanda de calor o refrigeración se cubre
mediante estrategias de captación u obstrucción de la radiación solar,
aislamiento y hermeticidad, optimización de la forma del edificio y diseño
energéticamente eficiente, aprovechamiento del calor de las personas y en
último caso mediante equipos técnicos.
El
diseño capaz de combinar adecuadamente los diversos recursos es necesariamente
complejo, por lo que para facilitar la labor el Passivhaus Institut proporciona
un programa específico de simulaciones por ordenador denominado Passivhaus
Planning Package (PHPP).
Los
primeros elementos a tener en cuenta en el diseño son el factor de forma del
edificio, su posición en el territorio, y el aprovechamiento que hace de la luz
solar que recibe. La forma ha de ser compacta, para evitar tener mucha
superficie expuesta en relación a su volumen, las ventanas han de estar bien
orientadas y ser de tamaño acorde al clima, y en caso necesario deben preverse
elementos de protección solar como lamas, parasoles, pérgolas, masas de
árboles, etc. El color del edificio, por sus efectos en la reflexión y absorción
del calor, ha de estar adecuado a la temperatura exterior media predominante.
En
segundo lugar es fundamental disponer un excelente aislamiento térmico en la
envolvente, muy superior a lo habitual en la construcción convencional, desde
los muros exteriores hasta la cubierta y la solera, para conseguir una baja
transmitancia térmica. El diseño de los detalles constructivos ha de ser
cuidadoso para evitar los puentes térmicos por los que podrían producirse fugas
de calor.
El
uso de ventanas de alta tecnología es primordial, pues los vanos en la
envolvente representan el mayor reto a la hora de conservar el calor y
garantizar la hermeticidad que exige el estándar Passivhaus. Las carpinterías elegidas
han de ofrecer una muy baja transmitancia térmica y los acristalamientos han de
ser de triple vidrio rellenos con un gas
inerte, argón o kriptón. Con el fin de mantener el calor dentro de la vivienda
en invierno y fuera en verano el vidrio ha de ser bajo emisivo.
La
hermeticidad es un factor esencial del estándar Passivehaus y su exigencia es
por principio mucho mayor que la habitual en construcción convencional. Esto se
debe a que si la envolvente exterior es lo más estanca posible se pueden
controlar más fácilmente mediante ventilación mecánica las ganancias o pérdidas
de calor y a que la utilización de un fuerte aislamiento requiere de un especial
cuidado con la humedad y los puntos de condensación. Por ello en este tipo de
construcciones las juntas deben cuidarse al máximo durante la ejecución. La
satisfacción de este requisito se evalúa a través de la denominada prueba de presión (también llamado ensayo
Blower-Door), en el que se crea artificialmente una diferencia de presión entre
el interior y el exterior mediante un ventilador en la puerta de entrada. Se
considera que el edificio cumple el estándar PH si el resultado es inferior a
las 0,6 renovaciones de aire por hora, una cifra muy por debajo de las hasta 3
renovaciones de aire por hora de un edificio tradicional y las 2 de un edificio
calificado como de bajo consumo energético.
Esquema de funcionamiento de un edificio diseñado siguiendo el estándar Passivhaus (PH) |
Otro
de los factores definitorios de la casa pasiva es el control de la ventilación.
Si el ambiente es propicio la ventilación natural (simple o cruzada) juega un
papel fundamental y es un componente integral del diseño. En caso de que el
ambiente no lo sea se emplean además sistemas mecánicos de ventilación y recuperación
de calor (con una tasa de recuperación de más del 80%) cuidando de mantener la
calidad del aire. Dado que los edificios de diseño pasivo son esencialmente
herméticos, la velocidad del cambio de aire puede optimizarse y controlarse
cuidadosamente, aprovechando el calor que generan las personas, los animales y
los electrodomésticos mediante el precalentamiento del aire limpio entrante
antes de expulsar el aire viciado.
Como
consecuencia del uso de intercambiadores de calor para recuperar energía, la
regulación de la ventilación, la hermeticidad y el fuerte aislamiento, las
casas pasivas no requieren de una fuente de calefacción convencional, aunque en
la práctica se suelen instalar bombas de calor adicionales para despreocupar a
los clientes ante imprevistos. Según las preferencias del diseñador pueden
incorporarse también métodos de climatización geotérmica como pozos provenzales,
canadienses, tubos enfriadores subterráneos o intercambiadores aire-suelo que
permiten precalentar (o pre-enfriar, según el caso) el aire de ventilación.
Finalmente
es importante hablar sobre la iluminación y el consumo energético general. Con objeto
de minimizar el consumo total de energía primaria ha de cuidarse el diseño para
aprovechar al máximo la iluminación natural. La iluminación artificial en
interiores ha de realizarse mediante lámparas de bajo consumo y la iluminación
exterior de circulación, seguridad y paisajismo con energía solar, alimentada
mediante células fotovoltaicas para cada luminaria individualmente o con un
sistema centralizado de paneles solares. Mediante sensores de luz natural y
otros instrumentos de domótica pueden optimizarse aún más los consumos de
energía. Los electrodomésticos y demás aparatos han de tener una alta
calificación de eficiencia energética.
Diseñando
y construyendo según el estándar Passivhaus se obtienen numerosas ventajas,
como ya se ha descrito, aunque la experiencia y el análisis detallado ha
permitido hacer aflorar una serie de inconvenientes y críticas. El más evidente
es el sobrecosto que supone con respecto a una casa convencional, que es lo que
lo convierte en definitiva en un estándar voluntario y no obligatorio. Sin
embargo, hay otras de mayor calado. La exigencia de hermeticidad, con tan
escasas renovaciones de aire por hora (el mínimo que se considera saludable es
de 0,3 r.p.h.), presenta inconvenientes prácticos, limitando el libre uso de
las ventanas, que el usuario está obligado a abrir con poca frecuencia. Además
supone limitaciones a la hora de elegir los materiales, acabados y mobiliario
interior, para minimizar los efectos de agentes químicos y olores. También han
de cuidarse las actividades llevadas a cabo en el interior, para que no se
altere el equilibrio si es preciso ventilar una o más habitaciones con
frecuencia. Otro inconveniente que se ha observado es el requisito de temperatura
interior homogénea, lo que hace imposible tener habitaciones individuales (por
ejemplo, los dormitorios) a una temperatura diferente del resto de la casa. Algunos
estudios científicos consideran que una temperatura relativamente alta en las
áreas para dormir no es fisiológicamente deseable.
En
cualquier caso, más allá de sus ventajas e inconvenientes, el estándar
Passivhaus ha sido a lo largo de más de 20 años un referente dentro de la
arquitectura sostenible y un banco de pruebas para medidas que poco a poco ha
ido adoptando la construcción convencional. La preocupación por la eficiencia
energética y el cuidado con el aislamiento se han convertido en algo cotidiano y
cada vez más demandado por la sociedad actual, y eso se debe en parte a quienes
lo impulsaron de manera teórica a finales de los 80 y empezaron a ejecutarlo en
la práctica en la década de los 90. La historia de su evolución, mejora, puesta
en práctica y sus logros, junto con los de otras iniciativas similares
ideológicamente, demuestra hasta qué punto los cambios producidos en un pequeño
sector de la arquitectura pueden propagarse y ser útiles en la construcción
masiva transformando lo que hasta entonces era lo convencional.
El primer edificio diseñado siguiendo el concepto de casa
pasiva fue construido en 1990, y ocupado un año después, en la ciudad alemana
de Darmstadt en el distrito de Kranichstein. Fue planificado y llevado a cabo
bajo la supervisión del doctor Wolfgang Feist y el Instituto de Vivienda y
Medio Ambiente de Alemania con excelentes resultados. Se trataba de cuatro
unidades de vivienda adosadas formando un edificio compacto y todos sus
componentes mostraron un funcionamiento perfecto permitiendo obtener un ahorro
energético de alrededor del 90% en comparación con una casa convencional de la
época.
Primera casa construida con el estándar Passivhaus (1990, Darmstadt, Alemania) |
Sin embargo, es interesante observar que aunque desde un
punto de vista estricto este fue el primer ejemplo ya hubo precedentes
anteriores que apuntaban muchas de las estrategias y técnicas de la casa
pasiva. Quizás el más llamativo sea el buque polar noruego Fram, utilizado por
exploradores como Roald Amundsen, que ya en 1883 fue construido con paredes y
techos altamente aislados con muros de hasta 40 centímetros de espesor y con
acristalamientos triples para evitar el uso de calefacción incluso con
temperaturas exteriores por debajo de cero. Posteriormente, ya en el ámbito de
la arquitectura, la Universidad Técnica de Dinamarca construyó en 1973 una casa
siguiendo algunos de los principios que hoy se consideran propios del estándar
Passivhaus para crear un edificio que con los criterios actuales se
clasificaría como de baja energía. Los avances que introdujeron eran demasiado
caros para una aplicación masiva, no se solucionaron los problemas de pérdidas
energéticas en las ventanas ni se tomaron medidas claras sobre la hermeticidad
del edificio, pero aún así su experiencia supuso un impulso notable para este
camino abierto hacia la arquitectura sostenible.
En septiembre de 1996, pocos años después de que el
doctor Wolfgang Feist lograra construir con éxito la primera casa pasiva, se
fundó el Passivhaus Institut (PHI) en Darmstadt con el objetivo de difundir y
controlar el nuevo estándar. A partir de entonces el número de edificaciones
certificadas conforme a él creció de forma constante, lográndose una y otra vez
nuevos hitos. En 1998 se construyó la primera casa pasiva independiente en
Bretten, Alemania, y también el primer gran edificio de oficinas de Europa, la sede
de una empresa en Cölbe cerca de Marburg. En el año 2000 se utilizó el estándar
PH por primera vez en construcción de vivienda pública, fueron 40 viviendas en
Kassel. Entre 2004 y 2005 se ejecutaron las obras de la primera casa pasiva de
alta montaña, situada a 2.154 metros sobre el nivel del mar en el pico
austriaco Hochschwab. En 2010 se terminó de rehabilitar en Friburgo de
Brisgovia el primer bloque de viviendas en altura certificado con el estándar
de casa pasiva, construido originalmente en 1968 tiene una altura de 45 metros,
dieciséis plantas y más de 7.000 metros cuadrados construidos. En los últimos
tiempos la administración pública alemana ha adoptado el estándar con
entusiasmo ejecutando viviendas, escuelas, gimnasios e incluso piscinas
cubiertas como la de la ciudad bávara de Bamberg, la primera certificada como
PH, con más de 1.700 metros cuadrados de superficie de agua repartida en seis
piscinas.
Refugio Schiestlhaus,el primero de alta montaña construido según el estándar Passivhaus (Hochschwab, Austria) |
El estándar Passivhaus goza de buena salud y es
especialmente popular en los países de habla germana, Alemania, Austria y Suiza
(en esta última bajo la denominación Minergie-P), pero también en Italia (Tirol
del Sur), Polonia y los países escandinavos. Ha llegado también a Estados
Unidos, aunque su seguimiento es muy minoritario, siendo la primera construcción
allí una residencia privada situada en Urbana, Illinois, construida en el año
2003, aunque la primera certificada es del año 2006, una escuela en Bemidji,
Minnesota.
Estimaciones
del año 2008 arrojaban un número de casas pasivas construidas en todo el mundo
en torno a las 15.000 o 20.000, la mayoría en zonas de habla germana. Por tanto
su expansión a nivel global es a día de hoy una utopía. Y es que ni todos los
climas tienen las mismas necesidades ni la voluntad política, medios técnicos o
económicos en todos los países son favorables a la instauración de un estándar
tan riguroso y exigente.
En
cualquier caso las iniciativas de arquitectura sostenible, ecológica y
bioclimática no se detienen, y ya sean edificios bajo el estándar Passivhaus,
EEC, de baja energía o certificación LEED, el camino hacia el bienestar humano
con construcciones eficientes que respetan el medio natural ya está trazado.
Milyutin y la ciudad lineal socialista / La influencia de la Ciudad Lineal de Arturo Soria (II)
Tras la caída del régimen zarista como consecuencia de
los acontecimientos de la Revolución rusa y la instauración del régimen
soviético, el ideario socialista se convirtió en la referencia para todas las
actividades de la Rusia de principios del siglo XX. A raíz del cambio político
surgió un periodo de fuerte experimentación y reorganización que afectó tanto a
la industria como a las artes y muy particularmente a la arquitectura.
Nikolay
Alexandrovich Milyutin, que había sido activista sindical y había participado
en la Revolución de Octubre, fue parte de ese movimiento que impregnaba del
ideario socialista toda la actividad creativa y productiva del país, siendo hoy
día conocido por sus aportaciones en el campo del urbanismo y la arquitectura.
Aunque no había podido acceder formalmente a la universidad para estudiar
arquitectura sí recibió clases de carácter técnico y artístico en instituciones
que ofrecían formación gratuita, la única que pudo tener a su alcance. Con ese
bagaje formativo y el enfoque político, social y conceptual que aportaba el
socialismo se sumergió en la tarea de encontrar el modelo más adecuado de
ciudad para el nuevo tiempo que se vivía en la Unión Soviética y con sus
reflexiones publicó en 1930 el libro ‘Sotsgorod- El problema de la construcción
de ciudades socialistas’ donde desarrollaba sus ideas. El editor de la
Enciclopedia Soviética, N. Meshcheriokov, escribió el prólogo del libro.
Portada de 'Sotsgorod - El problema de la construcción de las ciudades socialistas' |
Los
vínculos entre la propuesta urbanística de Milyutin y la emergente ideología
socialista se introducían a través del enfoque con que debería ser realizada,
la forma en que debía ser habitada y sus objetivos finales: había una
planificación completa de la economía social y se controlaba la construcción y
la ubicación de las áreas industriales y sus zonas residenciales contiguas buscando
las soluciones que se estimaban más racionales y eficaces; además, se abogaba por
viviendas colectivistas (a diferencia de los países con sistemas capitalistas,
donde la economía tenía su núcleo básico en las familias y en los individuos),
bajo un diseño que se pretendía sirviera sólo a los intereses de los
trabajadores que vivirían en ellas y no a los intereses de los empresarios.
Desde
1928 Milyutin presidía la comisión soviética para el planeamiento urbano y
colaboraba con los teóricos Moisei Ginzburg y Mikhail Okhitovich. Esta
colaboración resultaría decisiva en sus planteamientos. A grandes rasgos la idea
de ciudad que desarrollaba en ‘Sotsgorod’ se asemejaba a una propuesta
des-urbanista de ciudad lineal elaborada con anterioridad por Mikhail
Okhitovich. Sin embargo, Okhitovich acotaba su ciudad entre dos bloques
industriales mientras que Milyutin no limitaba el crecimiento, por lo que al
menos desde un punto de vista teórico el crecimiento lineal podía prolongarse
de forma indefinida, sin restricciones, a la manera del modelo original de
Arturo Soria en Madrid. También resultaría decisiva la influencia de Ginzburg,
cuyos trabajos de investigación en torno al urbanismo y los nuevos tipos de
vivienda aportaron enfoques muy poco convencionales. Ginzburg dirigía a un
grupo de jóvenes arquitectos de la escuela Vkhutemas del que surgieron ideas radicales
dirigidas hacia el des-urbanismo. Planteaban abandonar las ciudades, o
convertirlas en meros museos, e irse a vivir al campo. La forma de colonizar el
territorio consistía en construir los nuevos edificios siguiendo un orden
lineal en forma de franjas con distintos usos en torno a las carreteras, las
vías del ferrocarril o los ríos. Con ello pretendían solucionar los problemas
de transporte: colocaban las industrias a un lado de la vía y las viviendas,
dotación y zonas verdes en el otro, de manera que para ir a trabajar bastase
con cruzar caminando en perpendicular, y para ir a otro lugar tomar alguna de
las vías rápidas usando un vehículo.
Plano de la Ciudad Lineal de Arturo Soria en Madrid que publicaron en 1930 Milyutin en su libro 'Sotsgorod' y El Lisitski en 'Russland' |
La
corriente des-urbanista soviética tuvo en la Ciudad Lineal de Arturo Soria una
fuente de inspiración y referencias fundamental, si bien no en lo que se
refiere a la ideología socialista, si en lo referido a la funcionalidad, la
eficiencia de las nuevas formas de transporte y su enfoque de la dicotomía
campo-ciudad. En 1930 tanto Milyutin en su libro ‘Sotsgorod’, como el artista y
arquitecto ruso El Lisitski en ‘Russland’, incluyeron planos de la experiencia madrileña
presentándolos como un modelo a seguir para el desarrollo de las nuevas
ciudades socialistas en la Unión Soviética. La idea que Arturo Soria había
expuesto por primera en 1882 resultó sumamente inspiradora para Milyutin y los
des-urbanistas, y sin duda la pretensión de “ruralizar la vida urbana y urbanizar
el campo” encajaba a la perfección con las inquietudes de los experimentadores
soviéticos. Aunque el automóvil apenas existía a finales del XIX, la propuesta
madrileña, basada en un moderno corredor de transporte (ejemplificado en el
tranvía) y viviendas unifamiliares, se había mostrado eficaz y funcional y mediante
la Compañía Madrileña de Urbanización (CMU) había logrado ejecutar más de cinco
kilómetros a las afueras de Madrid siguiendo el modelo teórico. Por tanto, los
des-urbanistas soviéticos tenían ante sus ojos un ejemplo, construido y en
pleno funcionamiento, que plasmaba gran parte de sus ambiciones.
Milyutin
realizó proyectos de ciudad lineal como modelos ideales de la nueva ciudad
socialista para varios lugares, entre los que destacan el de Magnitogorsk y el
de Stalingrado, u otros menos conocidos como el de la ciudad de Nizhni Novgorod.
Propuesta de ciudad lineal socialista para Nizhni Novgorod de Milyutin |
El
caso de Magnitogorsk fue especialmente sintomático del auge y popularidad de
los planteamientos de la ciudad lineal. En el concurso que propuso el gobierno
soviético para el trazado de la ciudad se recibieron varias propuestas con este
enfoque entre las que sobresalían la de Leonidov y la de Milyutin, aunque
finalmente el encargo fue confiado al arquitecto alemán Ernst May y su equipo
de Frankfurt.
Propuesta de ciudad lineal socialista para Magnitogorsk de Milyutin |
La
actual ciudad de Magnitogorsk, situada al sur de los montes Urales junto al
cauce del río Ural, comenzó siendo en 1929 un pequeño asentamiento industrial
para la extracción de mineral de hierro. Sin embargo, bajo el impulso del Primer Plan Quinquenal de Stalin (1928 - 1932)
creció rápidamente y fue necesario ordenarla adecuadamente, motivo por el cual
se convocó el concurso. Milyutin optó por un planteamiento lineal en forma de
franjas paralelas con distintos usos tomando como referencia el eje del río.
Empezando por la franja más cercana al río, las zonas eran: zona verde, zona de
viviendas, zona verde (como protección frente a los ruidos, olores, etc, de la
zona de trabajo), zona industrial o de producción y, finalmente, franja de
tránsito y transporte (donde se ubicaban las carreteras y vías férreas). La franja
destinada a viviendas incluía además diversos servicios: abastecimiento de
alimentos y otros productos, los equipamientos culturales y también los
educativos. Por otra parte, en la zona verde se incorporaban los equipamientos
deportivos.
La
suerte no sonrió a la propuesta de Magnitogorsk, pero esa fue sólo una más de
las muchas variantes de ciudad lineal socialista que elaboró Milyutin. En su
libro ‘Sotsgorod’ de 1930 usó también el trazado lineal para la planificación
de una nueva ciudad satélite en torno a la fábrica de tractores de Stalingrado.
En este caso el eje de referencia era el río Volga y a partir de él se
generaban seis franjas paralelas con los distintos usos en el siguiente orden: una
franja dedicada a uso agrícola, zona de parque y deportiva, zona residencial compuesta
por instituciones colectivistas y con un área juvenil aparte con escuelas y
guarderías, zona verde (incluyendo una autopista), zona industrial (con centros
de educación e investigación) y, finalmente, una zona ferroviaria. El mayor
inconveniente quizás era el desaprovechamiento del río como medio de transporte
para la industria, al colocar la franja industrial relativamente lejos, de
manera que se confiaba esa tarea únicamente al ferrocarril. Parece que prefirió
primar el río para los usos lúdicos y relacionados con la agricultura. En
cualquier caso, la propuesta no llegó a construirse y quedo relegada a un plano
puramente teórico.
Propuesta de ciudad lineal socialista para Stalingrado de Milyutin |
Milyutin
perfeccionó y elaboró numerosas propuestas basándose en la concepción básica de
la Ciudad Lineal de Arturo Soria, con las adaptaciones propias del enfoque
ideológico socialista (sin duda influido también por las ideas del urbanismo
social de la Ciudad Industrial de Tony Garnier) y de las mejoras tecnológicas. Aunque
ninguna de sus propuestas se ejecutó su influencia en el urbanismo teórico fue
notable y sus contactos con Le Corbusier causaron gran impresión en el suizo
que ya había experimentado con las disposiciones lineales en Río de Janeiro y
que en la década de 1930 profundizaría con la ciudad lineal industrial de Zlin
o el Plan Obús de Argel.
El
urbanista soviético moriría en 1942, poco después de obtener al fin el título
de arquitecto por el Instituto de Arquitectura de Moscú, sin ver realizada su
utopía de ciudad lineal socialista, pero dejando su legado urbanístico para la
posteridad.
La caída de la torre Bhimsen, Dharahara, en Katmandú
El fuerte terremoto que azotó Nepal el día 25 de abril de
2015 destruyó la que había sido una de las construcciones icónicas del valle de
Katmandú: la torre Bhimsen, también llamada Dharahara. No era la primera vez
que ocurría un desastre de este tipo, la construcción ya había sufrido el
efecto de terremotos anteriores en 1834 y en 1934 y la zona, próxima a una
falla, tiene registros de seísmos similares en los años 1255 y 1344, hace más
de siete siglos.
En un primer momento la torre Bhimsen y Dharahara fueron dos construcciones distintas. La
primera torre Bhimsen había sido mandada construir en 1824 por Bhimsen Thapa y
por aquel entonces constaba de 11 pisos de altura. Ocho años después, en 1932
se construyó una segunda torre, según se cree dedicada a la nieta de Bhimsen
Thapa, a la que se denominó Dharahara, que era más pequeña y tenía sólo 9
plantas. En el terremoto de 1834 ambas torres sufrieron daños aunque se mantuvieron
en pie. Sin embargo, un siglo después, el 15 de enero de 1934, un nuevo
terremoto las derribó. El primer ministro de Nepal, Juddha Shumsher, mandó
reconstruir la torre Dharahara, pero no hizo lo mismo con la torre Bhimsen
original. Con el paso del tiempo la reconstruida Dharahara empezó a ser llamada
con el nombre de la torre desaparecida, pasando a ser conocida también como
torre Bhimsen.
La Dharahara a finales del siglo XIX |
La función original de Dharahara era eminentemente
militar y era utilizada como torre de vigilancia. El diseño mezclaba el estilo
europeo con la arquitectura mogola. Se trataba de una torre de planta circular cuyo
diámetro decrecía según se ascendía, lo que le confería el aspecto de un
minarete islámico. Su altura tras la reconstrucción era de 61,88 metros y
constaba de 9 plantas que se conectaban interiormente mediante una escalera de
caracol. En la octava planta había un balcón circular que permitía una vista
completa del valle. Una vez perdida su función militar se había convertido en
un punto de obligada visita para los turistas, que podían subir hasta su
mirador. En la parte superior de la torre había una estatua dedicada a la diosa
Shiva.
La Dharahara tras el terremoto de 2015 |
Por todas sus peculiaridades y su importancia arquitectónica la Dharahara había
sido reconocida por el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO). Desafortunadamente, tras el último terremoto sólo han
quedado unos pocos restos de su base.
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